He hablado más de una vez con compañeros de profesión sobre el peligro que tiene la publicidad en directo en la radio. Sí, porque esa improvisación tiene sus riesgos. Riesgos que, creo, son necesarios para dar esa sensación de directo.
Se trata de una campaña de Línea Directa en la que pregunto al conductor del programa si dejaría entrar a cualquier persona en su casa. Y claro, para anunciar seguros de vivienda, la respuesta debería ser obvia. Pero el directo es el directo y algo que me gusta mucho del estilo de Carles Francino es precisamente su espontaneidad.
A la pregunta «¿Dejarías entrar a cualquiera en tu casa?» recibí un «Depende». Yo, seguí a lo mío.
Pues bien, todo esto dio lugar a un sketch de Especialistas Secundarios en ‘Todo por la radio’ el 21 de enero que se resume en la frase «Íñigo Sastre pasa olímpicamente de Francino».
Los tiempos en publicidad están pautados
La realidad es que los tiempos en publicidad están pautados. Y más allá del saludo de cortesía, no te puedes entretener.
Cuando los creativos publicitarios elaboran estas preguntas gancho en las menciones publicitarias cuentan con que, en la mayoría de los casos, el conductor no suele darles respuesta. Son un gancho para el oyente, para que permanezca atento. Pero la magia de la radio en directo es precisamente esta. La de un gancho publicitario que no sale del todo bien, una reacción personal de mirar para otro lado, y un sketch en radio que aporta valor a lo artesanal que resulta hacer los anuncios en directo. Al final, aporta mucho más valor y complicidad con los compañeros y con el oyente que una cuña de radio tradicional.